Un cuarto de siglo no es nada
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Si la memoria no me falla, mi primer CD fue el Tutto Pavarotti, uno de los primeros que salieron en España en el nuevo soporte. Me lo regalaron en 1989 o 1990, y, de hecho, creo que entonces ni tenía el reproductor correspondiente o hacía poco tiempo que acababa de comprar la cadena de música. Desde ese día mira si ha llovido, una jartá..., pero es que en mi vida, últimamente, ¡ay!, de cualquier cosa han pasado ya 25 años.
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Como está mandado, tuve mi época en que todo el sueldo se me iba en discos. Hasta mucho después del primer ordenador con grabadora (¿1998?) no pude echarle el freno a semejante derroche, porque los discos vírgenes eran muy caros y poco fiables (1.500 pelas/unidad, de los que se estropeaban uno sí y otro también). Grosso modo, no fue hasta el año 2002 cuando pude respirar aliviado : ya tenía todo lo que me interesaba en CD..., o sea que era carne de cañón para el naciente DVD. Pero con éste no me han pillado, porque apenas he comprado nada y esperé a que los grabables vírgenes estuviesen tirados de precio para hacerme mis colecciones particulares de cine y ópera : de algo sirve el escarmiento en cabeza propia.
. Pero estaba hablando del CD, que es el homenajeado, el que dicen que cumple 25 años. Echo la vista atrás y me digo, a ver, Jorgito, de los miles y miles de discos que tienes, cuántos te gustaría que te acompañasen a la tumba, ya puestos, como si de una ofrenda funeraria se tratara, y claro, ése es el momento en que descubres que la cosa no es para tanto, que a menudo nos dejamos arrastrar por inercias estúpidas y difíciles de justificar, por mucho que la práctica totalidad de lo que adornan tus estanterías sea música clásica y no recopilatorios de Julio Iglesias. Del Tristán e Isolda tendré más de 15 versiones distintas, pero es que uno de los amiguetes del grupo melómano de La traviata las tiene TODAS, más de 50..., así que aquí, decididamente, a alguien le falta un tornillo y tú mismo tienes muchas papeletas en esta rifa.
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Ahora que ya casi nadie lo compra (principalmente por culpa de la codicia de los productores y las casas discográficas, que siguen, impertérritas, cobrando casi 20 euros por algo que se puede conseguir muy fácilmente por 10 céntimos), quiero desde aquí romper una lanza por el compacto como soporte definitivo. De lo que se trata es de llevar la contraria...
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