El paso en el vacío
La ví hace ya más de diez años, cuando salió, pero la recuerdo perfectamente, como si la hubiese visto ayer : esa desazón del pobre chaval italiano (¡al principio el director nos lo presenta como alguien odioso..., y al final le tenemos hasta lástima!), cómo le roban las ruedas del coche en medio de un poblacho albanés, las espeluznantes escenas del manicomio y el camión, el candor y la majestad oculta del protagonista demenciado durante toda la película, su letanía final intentando elevar la moral al italiano en el barco ("¡Lamérica! ¡Lamérica!").
Desde entonces se han roto tantas cosas en este mundo (¡y hablamos de hace poco más de una década!), que a veces es aconsejable aferrarse a las que aún se sostienen en pie..., aunque sea por un milagro.
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