
La plasticidad absoluta de la cosa sin tiempo, muerta, de la realidad humana tras fronteras posibles e imposibles, de la verdad clausurada por signos o símbolos, dispuesta sólo para quien
necesite escucharla. ¿Hay algo en pintura más inquietante que un
icono ruso? Tan directo que asusta: el de la imágen es Cristo, inmutable, inaccesible..., Dios en suma. En su aureola se escriben siempre tres letras griegas -dentro de las cuales se pinta la cruz-, que podrían traducirse por
"existente", el que
"ha sido siempre",
"siempre es" y
"siempre será" :
Yahvéh, el
Existente. ¿Más claro?
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